Antes de que empieces a leer, debo pedirte que trates de mantener una visión un poco más científica de lo que se sabe y también de lo que aún no se sabe acerca de este tema, ya que el carecer de argumentos o sentir que te atacan, simplemente provocará menos credibilidad en torno a las terapias fasciales. 

Fascia

La palabra Fascia que aún no tiene un significado unificado, en el mejor de los casos lo entenderás como un tipo de tejido conectivo (superficial y profundo) que envuelve otras estructuras y está conectada entre sí. Es decir, nuestra envoltura de prácticamente toda nuestra anatomía. 

La idea de que la deformidad fascial es el origen de los dolores musculoesqueléticos empezó con el Dr, Stephen Typakdos, creador del modelo de distorsión miofascial (FMD), en 1991. Typaldo creyó que la fascia deformada se podía arreglar mediante una fuerza externa hábil y volverla a su estado “original”. Una teoría que en su tiempo jamás fue comprobada. Desde 1991 hasta acá, es decir 30 años, hemos “tratado” a las deformidades fasciales mediante el toque romántico suave y casi placentero de la energía, la sensación y el toque suave; otros han creído que es mejor ser un poco más fuertes con la fascia para deformarla y hemos inventado material duro que permita prácticamente lesionar la piel del paciente mediante estas herramientas, otros han inventado cintas de colores y creado su propio protocolo para pegarlas en la piel del paciente mediante la premisa falsa de que la fascia se deformara a fuerzas externas en el tiempo,  y así hemos seguido intentando “liberar la fascia”.

Lo que sabemos en la actualidad es que la fascia es un tejido extremadamente fuerte y muy difícil de deformarlo en el tiempo mediante fuerzas externas a no ser por algún tipo de traumatismo o infecciones internas que provoquen patologías de tejido conectivo de urgencia médica como el síndrome compartimental (de las pocas situaciones médicas donde sabemos que el tejido fascial es clínicamente importante.)

Ahora bien, si has sido un estudioso romántico y sin criterio de este tipo de terapias, seguro dirás que la experiencia hará que sientas con el tiempo las restricciones fasciales (vamos a ser sinceros, nunca las sentimos durante estudiantes, era una simple respuesta que le dábamos al profesor), o mencionaras el efecto piezoeléctrico o la tensegridad (estado de pretensión) de la fascia, la cantidad de conexiones anatómicas que tiene la fascia en un cadáver, o dirás también la capacidad de contracción que tiene la fascia por sí sola y la capacidad de transmisión de fuerzas, que de hecho es la única propiedad en la actualidad que se ha comprobado que biológicamente sí sucede en la fascia, a cargo del grupo de estudio del Dr. Robert Schleip pero que clínicamente aún no se ha demostrado su relevancia. 

Así que pensar en la fascia, como fisioterapeutas, hace que inconscientemente pensemos en detectar sus restricciones, cosa que no es objetiva, también nos hace pensar en cómo estas supuestas restricciones atrapan o aprietan los músculos y los nervios, una conjetura bastante rápida por parte de nosotros para encontrar una fácil explicación al dolor que está refriendo el paciente y muchas otras alusiones innecesarias y rápidas llenas de marketing durante todos estos años acerca de la fascia que ha permitido ganar una cantidad importante de dinero a “todos” sus creadores de cursos y formaciones, y también ha permitido causar un sin número de molestias y pérdidas económicas a nuestros pacientes esperanzados en encontrar una solución  mediante estas técnicas, creo son razones suficientes para alejarnos poco a poco a estas teorías, que muchas ya han sido comprobadas en contra y mantenernos al tanto de cuáles podrían ser en un futuro las ventajas de trabajar el sistema fascial del paciente con dolor musculoesquelético, aunque sinceramente creo que es hora de enterrar la idea que hacemos o llegaremos a hacer algo bueno con nuestras manos como fisioterapeutas en la fascia de los pacientes. 

Mientras tanto y si no estás de acuerdo, tal vez entonces el mejor consejo seria que evitemos decir cosas al paciente que ahora sabemos que ya no son ciertas, como: “Aquí usted tiene restricciones de la fascia, las puedo sentir,” o “Voy a liberar su fascia y su lesión mejorará” o “por favor si llora o tiene deseos de orinar son efectos normales del trabajo de liberación miofascial que hicimos” o “la fascia está apretando sus músculos” ….

 

Mensajes que claramente no son ciertos y que no sólo no son útiles, sino que provocan en la mayoría de los casos un efecto nocebo al paciente. 

 

Como siempre es un gusto que me leas y espero causar la reflexión necesaria para que entiendas que el conocimiento es continuo y no está mal cambiar tu forma de ver y entender las cosas. No olvide que en medicina las palabras más peligrosas son: “A mi si me funciona”

Eterno aprendiz de la fisio con evidencia.

Andrés Logroño C. 

Si quieres saber mucho mas acerca de la fascia de manera científica y muy crítica, te recomiendo el siguiente blog donde encontraras una revisión exhaustiva acerca del tema 

https://www.painscience.com/articles/does-fascia-matter.php

 También te recomiendo algunas lecturas clásicas:

About the Author: Andres Logrono
Magister en Fisioterapia en la universidad Europea de Madrid, fisioterapeuta de Logroños Fisioterapia con especial interés en dolor crónico y apasionado por el deporte en montaña y gym.

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