La fisioterapia en los últimos años ha sido una rama de las ciencias de la salud que mayor avance ha conseguido a nivel científico, ha tenido que sacudir sus bases y poner en tela de duda la mayoría de sus tradicionales técnicas de intervención para poder evolucionar. A pesar de todo esto nuestra profesión ha estado ligada a pseudociencias y técnicas de moda que van apareciendo, otras vuelven a resurgir, y se vuelven populares por estrategias de marketing, pero sin tener la mínima validez científica que respalden sus beneficios. Esto nos debería permitir preguntarnos:

¿Cómo profesionales en fisioterapia, estamos basando nuestra práctica clínica en evidencia científica actual y de calidad?

Niveles de evidencia científica.

Con la ayuda de la tecnología en la actualidad es muy fácil acceder a información variada sobre temas de fisioterapia, existen a la mano desde material audiovisual, pasando por artículos científicos hasta revisiones sistemáticas, pero no basta con estar en una base de datos reconocida, es necesario poder identificar qué material es de calidad y no solo un montón de palabras que buscan hacer quedar bien a una técnica o método.

Para esto en el mundo de la investigación existen algunas propuestas de organización de la evidencia científica, pero centraremos nuestra atención en la “Clasificación de la Evidencia según David Sackett”, una de las más usadas. Esta escala ordena en cinco niveles a los estudios científicos según el tipo de información y calidad de su metodología, el nivel más bajo representa a los estudios con menor evidencia, aquí se encuentran las famosas opiniones de los gurús que generalmente inician con “en mi experiencia…”. Mientras que el primer nivel representa a los estudios con mejor evidencia, las revisiones sistemáticas y metaanálisis.

Aun así, existen otras herramientas para poder determinar si la evidencia de un estudio científico es de buena o débil calidad, pero queda claro que basar nuestro accionar en opiniones de “expertos”, libros o cursos de fin de semana no es la mejor forma para que durante nuestra práctica clínica ayudemos de verdad a nuestros pacientes.

 

Fisioterapia, Pseudociencias y Terapias de Moda.

Desde sus inicios la fisioterapia ha tenido que lidiar con pseudociencias, disciplinas que no sustentan su accionar en la evidencia científica y fundamentan sus propiedades en creencias ciegas. La osteopatía, fundada en 1874 por Andrew Taylor Still, justifica su práctica en un sin número de técnicas de “energía muscular” y manipulaciones para “liberar” la energía de los tejidos blandos. 

Mientras que la quiropraxia, creada en 1895 por David Palmer, fundamenta su trabajo en la presencia de “subluxaciones de la médula espinal” y mediante ajustes de las vértebras se puede curar varias dolencias y enfermedades. Cabe recalcar que la OMS denomina a estas dos disciplinas como “medicina tradicional complementaria”, no como una rama de las ciencias de la salud.

Algunas de estas técnicas han sido mejoradas y sometidas al método científico por varios fisoterapeutas dando lugar a la terapia manual, pero esta rama de la fisioterapia cada vez es más criticada por fundamentarse en principios biomecánicos caducos y se ha demostrado que sus efectos son en el sistema nervioso con una duración corta propensa a crear dependencia. Cabe mencionar que hasta la actualidad se practican la quiropraxia y la osteopatía, ambas han reportado un sin número de lesiones y hasta la muerte de personas por su aplicación indiscriminada y por personal no calificado.

En los últimos años intervenciones de la medicina tradicional oriental han invadido la práctica clínica y oferta de formaciones en fisioterapia, el uso del cupping (ventosas) y la punción seca (variante de la acupuntura) cada vez son más comunes en la mayoría de los centros de fisioterapia, a pesar de ser consideradas invasivas, aparte de que te dejan unos morados espantosos, y con una evidencia científica débil para su aplicación. Uno de los problemas de estas técnicas, y de la medicina oriental, es que se emplea como tratamiento para síntomas y al no ser específica dificulta su estudio, existen pocas investigaciones sobre el uso de la punción seca y las ventosas en el tratamiento del dolor, todas con conclusiones confusas que no son suficientes para recomendar su uso, algo parecido pasa con el kinesiotaping o vendaje neuromuscular.

Fisioterapia y evidencia científica actual ¿ponemos en práctica?

La fisioterapia basada en evidencia (EBP) es un término popular en la actualidad, muchos profesionales se jactan de ponerla en práctica a diario, aunque como se revisó en los párrafos anteriores varias técnicas populares no tienen un sustento científico que justifique su aplicación. Existen revisiones sistemáticas rigurosas (Umbrella Systematic Review) recientes que han determinado que el ejercicio terapéutico es la mejor intervención en personas con osteoartrosis de rodilla, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) también lo recomiendan como el mejor tratamiento para el dolor crónico, sin embargo se sigue priorizando el uso de técnicas manuales, agentes físicos y reposo para el abordaje de la mayoría de condiciones, esto nos hace pensar en ¿qué opinan los fisioterapeutas sobre la práctica basada en evidencia científica?

En la revisión de Mota da Silva & colaboradores en 2015, se determinó que entre el 21% – 82% de fisioterapeutas reciben formación sobre la práctica basada en evidencia, pero solo la mitad de ellos utilizan estudios científicos para sustentar su razonamiento y tratamiento en la práctica clínica diaria. También se reportaron barreras que dificultan la aplicación de la evidencia científica en los centros de fisioterapia, como: la falta de tiempo, dificultad para interpretar datos estadísticos, dificultad para encontrar estudios, falta de interés, falta de apoyo de los empleadores y la generalización de resultados. Entonces, si no estamos tomando en cuenta la evidencia científica actual, entonces ¿conoces si los tratamientos que usas tienen evidencia?

En la revisión de Zadro & colaboradores en 2019 se estableció que el 81% de fisioterapeutas escogen tratamientos que no tienen evidencia o no se recomiendan para afecciones del sistema musculoesquelético y esto se traduce a que el 45% de los pacientes reciben tratamientos inadecuados para su condición. Seguir creyendo que lo aprendido en la época universitaria, en el masterado de 9 meses o en cursos de fin de semana es suficiente para ayudar a las personas con lesiones o dolor es incorrecto, puesto que, la mejoría puede estar ligada al curso natural de la condición o efectos a corto plazo que no tendrán el objetivo principal de nuestra intervención, readaptar a la persona para que pueda seguir realizando sus actividades cotidianas de forma eficaz, independencia.

Conclusión.

A pesar del avance científico a pasos agigantados de la fisioterapia en las ciencias de la salud, no ha podido deslindarse de las pseudociencias que la han atosigado desde sus inicios. Aunque ahora ya no es la quiropraxia o la osteopatía que acechan la reputación de la profesión, ahora existen técnicas de moda como: el cupping, la punción seca o el kinesiotaping que se han convertido en intervenciones comunes usadas por los fisioterapeutas, pero sin tener una evidencia científica que justifique su aplicación en la mayoría de las condiciones como una panacea. 

Lamentablemente la evidencia científica no es aplicada en la práctica clínica diaria en la fisioterapia, se sigue empleando tratamientos basados en terapia manual, agentes físicos o reposo, cuando existe respaldo suficiente para determinar que el ejercicio terapéutico es la mejor opción para el abordaje de la mayoría de las condiciones. Aunque la mayoría de los fisioterapeutas reciben formación en investigación, durante su vida profesional pocos sustentan su razonamiento e intervenciones en evidencia científica actualizada, la falta de tiempo o interés son algunas de las barreras que dificultan su aplicación. Es necesario conocer qué tipo de estudios son los que pueden sustentar las técnicas que empleamos diariamente con nuestros pacientes y estar dispuestos a desaprender si una de ellas no demuestra la eficacia necesaria para seguirla usando. 

¿Conoces si las técnicas que usas diariamente tienen evidencia científica o estás usando las pseudociencias?

 

Referencias:

da Silva, T. M., Costa, L., Garcia, A. N., & Costa, L. O. (2015). What do physical therapists think about evidence-based practice? A systematic review. Manual therapy, 20(3), 388–401. https://doi.org/10.1016/j.math.2014.10.009

Zadro J, O’Keeffe M, Maher CDo physical therapists follow evidence-based guidelines when managing musculoskeletal conditions? Systematic reviewBMJ Open 2019;9:e032329. doi: 10.1136/bmjopen-2019-032329

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About the Author: Daniela Samaniego
Co-CEo y Fundador de Build Motion Physiotherapy. Licenciada en Fisioterapia graduada en la UDLA. Ex nadadora y amante de los deportes. Aplicando la ciencia en la practica clínica respiratoria y traumatologica.

2 Comments

  1. Enrique Rodríguez 30/01/2021 at 9:04 pm - Reply

    Confundir la punción seca con la Acupuntura, y considerarla una «técnica oriental» es expresión de un absoluto desconocimiento de ambas técnicas, lo cual se presupone en un artículo de estas características. Es lo que pasa cuando se intenta pontificar sobre lo que se desconoce, que se queda en evidencia con facilidad.

  2. Daniela Samaniego 02/03/2021 at 3:09 am - Reply

    Actualmente se conoce que la acupuntura parece haber sido aplicada desde antes de la cultura China, basándose en la aplicación de agujas en puntos específicos a lo largo de los meridianos, muchas investigaciones han cuestionado sus principios de aplicación y no han encontrado efectos superiores a los de placebo. La punción seca, aunque tiene un origen diferente, aún no logra demostrar sus efectos fisiológicos, además de que hasta el momento no se conoce qué es un punto gatillo, base de su aplicación.
    De todas formas, el objetivo del artículo no fue comparar estas dos o más técnicas, sino poner en contexto que hoy por hoy la fisioterapia sigue teniendo su fundamento en intervenciones sin un respaldo científico y ha permitido dejarse seguir invadiendo por pseudociencias.
    Tal vez no se hable específicamente de las similitudes u orígenes de estas técnicas, pero si se puede pontificar que ambas carecen de respaldo en la evidencia científica para mantener su aplicación como la panacea o una herramienta imprescindible, cuando tenemos otras intervenciones que han demostrado tener mejores resultados.

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