“Después de revisar la resonancia magnética, descubrimos que tu dolor de espalda baja se debe a una hernia de disco y seguramente debas ser sometido a una cirugía”. Esta es la noticia que han recibido entre 5 a 20 personas de cada 1000 en el mundo, especialmente en su tercera o quinta década de su vida. La hernia de disco lumbar (HDL) es considerada una patología del disco intervertebral, una estructura compuesta por tres componentes de características gelatinosas y cartilaginosas que unen las vértebras, donde debido a varios factores el disco se abomba y puede comprimir o sensibilizar al nervio provocando dolor y/o disminución de la capacidad funcional.

 

Antes que nada, es importante recalcar que NO TODAS LAS HERNIAS DE DISCO PRODUCEN SÍNTOMAS, se ha demostrado que entre el 30% a 84% de personas pueden presentar una HDL sin tener síntomas, existe mayor probabilidad de su aparición a medida que la persona se acerca a los 80 años, así que puedes haber tenido una hernia de disco mucho antes que aparezca tu dolor y no lo sabias.

 

La causa más común para la aparición de una HDL es debido la degeneración del disco producido por una disminución de sus componentes, existe una disminución de los agrecanos, proteoglicanos hidrófobos que permiten al disco mantenerse hidratado y soportar cargas. Cuando estos elementos son escasos, el disco se debilita debido a su pérdida de hidratación y no soportan de forma adecuada las cargas produciéndose un abultamiento por la pérdida de altura del disco. Aunque también se ha determinado que un traumatismo o golpe cerca al área de la columna puede favorecer a la aparición de una HDL, siempre y cuando exista una degeneración del disco. Así que olvídate de las creencias erróneas de que una hernia aparece por levantar un objeto pesado…

 

Como la mayoría de las patologías, no existe una causa especifica para la aparición de una HDL, actualmente se conoce que hay varios factores de riesgo que predisponen a que una persona presente esta condición. Los factores genéticos como las variaciones genéticas en los receptores de vitamina D pueden generar un desequilibrio en las citoquinas o proteínas inflamatorias que tienden a aumentar la probabilidad de padecer una HDL. Otros factores como:

  • La edad,
  • Fumar
  • Sobrepeso,
  • Obesidad,
  • Sedentarismo
  • Trabajo que involucra actividades pesadas repetitivas y sobrecarga axial estática (o sobrecarga del disco al estar mucho tiempo sentado o de pie).

Además, la nutrición e hidratación del disco depende de la alimentación, actividad física y el descanso, te has dado cuenta qué en la mañana aumentas 1 o 2 cm de estatura en comparación de la noche. Durante el sueño los discos se rehidratan al no estar sometidos a una carga axial o perpendicular, similar a una esponja, pero si la esponja no tiene el descanso (sueño) necesario, no se la usa con jabón adecuado (alimentación) o se la expone a líquidos fuertes como ácido o cloro (fumar, etc) se va a dañar o desgastar rápidamente.

 

Aunque en los libros de anatomía o medicina se representa a esta estructura con la forma de un disco débil entre dos vértebras, pero en la realidad esta estructura está firmemente unida a las vértebras, sujetos por varios ligamentos y músculos muy resistentes, de tal forma que el equipo de NOI Group recomienda llamarlos Transductores de fuerza vivos y adaptables (TFVA). El dolor discogénico o dolor por una hernia de disco se caracteriza por la sensibilización del sistema nervioso situado cerca al disco vertebral o TFVA, puesto que, las capas más externas del mismo poseen una rica inervación, así como los nervios de los ligamentos, huesos y músculos adyacentes, todo esto ocurre con el objetivo de proteger a la médula espinal.

 

Cuando el TFVA se degenera y llega a abombarse puede provocar que aparezca dolor en la zona de la espalda baja o en las piernas, todo dependerá del espacio donde se presenta esta herniación. Por ejemplo, si se presenta entre las vértebras lumbares L4- L5- S1 provocará dolor en la zona glútea o en la parte posterior de la pierna, parestesias u hormigueos en esta misma zona y pérdida de la fuerza en los músculos isquiotibiales y gemelos, disminuyendo la capacidad para andar de puntas o elevados los talones, también la exacerbación del reflejo aquíleo. Pero estos síntomas no aparecen porque la hernia presiona directamente al nervio como se cree, la mayoría de las veces esto aparece porque al estar el abombamiento tan cerca de la raíz nerviosa, se liberan sustancias químicas que irritan o sensibilizan a la misma. Similar a cuando una etiqueta de una nueva camiseta te molesta en el cuello, la zona queda tan sensible que así quites la etiqueta o te retires la camiseta la seguirás sintiendo.

 

Existen dos tipos de tratamiento para esta condición, el tratamiento conservador y el quirúrgico.

El definir cual tratamiento es adecuado dependerá de la severidad de los síntomas y si la hernia está comprometiendo a la sensibilidad y la capacidad funcional de la persona.

El tratamiento conservador debería ser siempre la primera opción, esta intervención es llevada a cabo por un fisioterapeuta donde buscará disminuir el dolor, mejorar la movilidad de la columna, el sistema nervioso y la fuerza de los músculos del core y miembros inferiores. Aunque puede ayudarse de agentes físicos (calor, frío, electroestimulación, TMO, etc) para promover la analgesia, se ha demostrado que el ejercicio aeróbico de baja y moderada intensidad es un potente analgésico por regular la secreción de las sustancias proinflamatorias, así como el ejercicio de fuerza ayuda a mejorar las capacidades físicas y la confianza para realizar las actividades diarias. Los programas de ejercicio de entre 8 a 15 semanas han demostrado disminuir el dolor y las parestesias, mejorar la fuerza y la capacidad funcional de las personas con hernia de disco. El trabajo debe ser multidisciplinario, puesto que, es necesario la adopción de hábitos saludables, mejorar el sueño, una adecuada alimentación y el control del peso.

 

¿Sabias que una hernia de disco lumbar puede absorberse de forma espontánea? Así como lo lees, sea demostrado que más del 66% de las hernias lumbares se reabsorben entren los 8 a 18 meses desde su aparición o diagnóstico con el tratamiento conservador, también se ha registrado que el tamaño de la hernia no es un indicador de que el tratamiento conservador va a fracasar o no, así que 15 o 20 sesiones son insuficientes para poder observar resultados, el tratamiento debe ser planteado a largo plazo y con énfasis en la adopción de hábitos saludables.

 

La mayoría de las hernias lumbares son detectadas de forma accidental y muchas veces no son las causas del dolor lumbar, recuerda que todos podemos sufrir de dolor de espalda sin una causa específica o estructural durante nuestra vida. El tener un diagnóstico de HDL no es un impedimento para realizar las actividades o deportes que más te gustan, más bien es una invitación a moverte más y de forma inteligente, la columna es una de las estructuras más fuertes del cuerpo y no aparecen hernias por levantar “mal” un objeto pesado, más bien practicar ejercicios de hale, como el peso muerto, mejorará considerablemente la fuerza en tu espalda y te ayudará a que tus discos, músculos, huesos estén fuertes y saludables. El tratamiento es largo en esta condición, pero es una oportunidad para cambiar el estilo de vida, de tal forma es necesario que se acuda a un fisioterapeuta que acompañe a la persona en el proceso, le brinde herramientas para poder ver los cambios y conozca que hacer para mejorar su condición.

 

Referencias:

Arts, M. P., Kuršumović, A., Miller, L. E., Wolfs, J., Perrin, J. M., Van de Kelft, E., & Heidecke, V. (2019). Comparison of treatments for lumbar disc herniation: Systematic review with network meta-analysis. Medicine98(7), e14410. https://doi.org/10.1097/MD.0000000000014410

Benoist M. (2002). The natural history of lumbar disc herniation and radiculopathy. Joint bone spine69(2), 155–160. https://doi.org/10.1016/s1297-319x(02)00385-8

Butler, D. S., & Moseley, G. L. (2003). Explain pain. Adelaide: Noigroup Publications.

Choi Y. S. (2009). Pathophysiology of degenerative disc disease. Asian spine journal3(1), 39–44. https://doi.org/10.4184/asj.2009.3.1.39

Delgado-López, P. D., Rodríguez-Salazar, A., Martín-Alonso, J., & Martín-Velasco, V. (2017). Hernia discal lumbar: historia natural, papel de la exploración,  timing  de la cirugía, opciones de tratamiento y conflicto de intereses. Neurocirugía, 28(3), 124–134. doi:10.1016/j.neucir.2016.11.004 

El-Kholy, A. R., Farid, A. M., & Shamhoot, I. A. (2019). Spontaneous resorption of Herniated Lumbar Disc “observational retrospective study in 9 patients.” World Neurosurgery. doi:10.1016/j.wneu.2018.12.115

Gugliotta, M., da Costa, B. R., Dabis, E., Theiler, R., Jüni, P., Reichenbach, S., Landolt, H., & Hasler, P. (2016). Surgical versus conservative treatment for lumbar disc herniation: a prospective cohort study. BMJ open6(12), e012938. https://doi.org/10.1136/bmjopen-2016-012938

Gupta, A., Upadhyaya, S., Yeung, C. M., Ostergaard, P. J., Fogel, H. A., Cha, T., Schwab, J., Bono, C., & Hershman, S. (2020). Does Size Matter? An Analysis of the Effect of Lumbar Disc Herniation Size on the Success of Nonoperative Treatment. Global spine journal10(7), 881–887. https://doi.org/10.1177/2192568219880822

Gwak, G. T., Hwang, U. J., Jung, S. H., Kim, H. A., Kim, J. H., & Kwon, O. Y. (2019). Comparison of MRI cross-sectional area and functions of core muscles among asymptomatic individuals with and without lumbar intervertebral disc degeneration. BMC musculoskeletal disorders20(1), 576. https://doi.org/10.1186/s12891-019-2960-y

Huang, W., Han, Z., Liu, J., Yu, L., & Yu, X. (2016). Risk Factors for Recurrent Lumbar Disc Herniation: A Systematic Review and Meta-Analysis. Medicine95(2), e2378. https://doi.org/10.1097/MD.0000000000002378

Jeon, K., Kim, T., & Lee, S. H. (2016). Effects of muscle extension strength exercise on trunk muscle strength and stability of patients with lumbar herniated nucleus pulposus. Journal of physical therapy science28(5), 1418–1421. https://doi.org/10.1589/jpts.28.1418

Jeong, D. K., Choi, H. H., Kang, J. I., & Choi, H. (2017). Effect of lumbar stabilization exercise on disc herniation index, sacral angle, and functional improvement in patients with lumbar disc herniation. Journal of physical therapy science29(12), 2121–2125. https://doi.org/10.1589/jpts.29.2121

Schoenfeld, A. J., & Weiner, B. K. (2010). Treatment of lumbar disc herniation: Evidence-based practice. International journal of general medicine3, 209–214. https://doi.org/10.2147/ijgm.s12270

Ye, C., Ren, J., Zhang, J., Wang, C., Liu, Z., Li, F., & Sun, T. (2015). Comparison of lumbar spine stabilization exercise versus general exercise in young male patients with lumbar disc herniation after 1 year of follow-up. International journal of clinical and experimental medicine8(6), 9869–9875.

Zhong, M., Liu, J. T., Jiang, H., Mo, W., Yu, P. F., Li, X. C., & Xue, R. R. (2017). Incidence of Spontaneous Resorption of Lumbar Disc Herniation: A Meta-Analysis. Pain physician20(1), E45–E52.

Zielinska, N., Podgórski, M., Haładaj, R., Polguj, M., & Olewnik, Ł. (2021). Risk Factors of Intervertebral Disc Pathology-A Point of View Formerly and Today-A Review. Journal of clinical medicine10(3), 409. https://doi.org/10.3390/jcm10030409

 

About the Author: Jonathan Baldeon
Co-Ceo y Fundador de Build Motion Physiotherapy. Licenciado en Fisioterapia graduado en la UDLA. Joven Investigador, apasionado por la fisioterapia y el ejercicio. Partidario de la practica basada en la evidencia y el movimiento como la mejor medicina.

Leave A Comment